miércoles, 30 de junio de 2010

Hoy en la Historia: José Vasconcelos Calderón

Hace 51 años, un 30 de junio de 1959, falleció el abogado, educador, político, filósofo, rector de la UNAM, Secretario de la SEP y candidato a la presidencia José Vasconcelos Calderón.
En este texto intento conocer un poco de José Vasconcelos apoyándome de dos artículos (uno de 1946 y otro de 1993) y de dos videos del 2009. Veamos.
Dibujo de José Vasconcelos hecho por Alfonso Reyes Aurrecoechea (dibujante, educador y periodista). (liga de dibujo PDF)

¿Quién puede hablar de Vasconcelos ?
Rescato aquí un texto escrito por Carlos Monsiváis el día 4 de julio de 1993 en elnorte.com:
¿En qué consistió la utopía educativa de José Vasconcelos, y cómo definimos la utopía: ambición generosa o condición irrealizable? En este siglo mexicano, Vasconcelos representa, de modo único, las fuerzas culturales que la revolución desata, el intento de hacer de la educación una tarea épica y a la altura de las grandes batallas, crear las trincheras del pensamiento que eliminen la violencia armada. Vasconcelos, siempre muy consciente de su destino, vive tan ávidamente como se puede la época, y se siente cercano a la idea nietzscheana del super-hombre, en su urgencia por alumbrar una sociedad nueva y de implantar en medio del atraso el horizonte humanizador de las ciencias y las artes.

1920-1924. El rector de la Universidad Nacional de México y Secretario de Educación Pública reafirma en cada discurso su programa. Como rector, Vasconcelos quiere llevar la revolución a la Universidad; como secretario, convoca, anima, polemiza, lucha por un presupuesto al que el gobierno no lo cree autorizado, cree posible modificar la inercia de siglos, dice su verdad con estruendo, desafía, lleva su afán didáctico (él, que desconfía de los pedagogos) a cualquier tema, de la concepción del universo al manual de urbanidad. Y en la persecución de la universalidad, Vasconcelos fomenta como nadie el nacionalismo y el nacionalismo cultural.

Por astucia política o certidumbre, Vasconcelos acepta el contenido plenamente laico de la educación. En su mesianismo, Vasconcelos recorre el país, observa la situación de las escuelas, extrae de donde sea los escasos recursos de que dispone, se multiplica. El se identifica con el mito prehispánico de Quetzalcóatl, el civilizador, pero su idea de la civilización es persuasiva, y él atrae al sector intelectual, a los profesores, a un número considerable de revolucionarios.

Al respecto, se habla de mística, subrayándose el contenido religioso del proyecto vasconcelista, con las misiones, la fe educativa, la idea del maestro como apóstol y redentor del alma, el credo del saber, el alfabeto que es luminosidad interior.

Esto es cierto, pero falta establecer el contexto, que Claude Fell proporciona en su libro Vasconcelos. Los años del águila, en donde la mística es todavía "salida vocacional'', de la sociedad de ideología abrumadoramente religiosa (se trate de los demasiados creyentes o de los escasos ateos), que por la fuerza de la educación se dirige dificultosamente a la tolerancia, elemento constitutivo del laicismo.

Por la educación sobre todo, la sociedad sobredeterminada por las creencias se vuelve la sociedad encauzada por el autoritarismo y escéptica ante las consecuencias de las creencias totalizadoras. Vasconcelos no habría aceptado, detestándolo, su papel en esta empresa, pero así ocurre.

A la Universidad, desvencijada, coto de los antiguos privilegios, sede del odio o la desconfianza ante el zapatismo o el carrancismo, Vasconcelos llega como emisario de la Revolución (en su acepción de lucha espiritual), y le exige a maestros y alumnos salir de los recintos e ir hacia el pueblo. El lema de la Universidad que él acuña, reafirma su convicción sobre las responsabilidades que hacia el pueblo tienen los profesionales del saber. "Por mi raza hablará el espíritu'', es decir, en la interpretación mística y laica de Vasconcelos, en el porvenir multiétnico de América Latina, a la nación la traduce, vocero único y fiel, el sector educado, el depositario de los dones.

El Espíritu es la alfabetización, es el libro, es la castellanización del indio, es la multiplicación de sitios como emblemas (las casas del pueblo), es el arte americano universal y nacional, es la ambición del museo que va hacia la gente y que devendrá la escuela muralista, es el renacimiento de las artes populares. En Educación Pública, Vasconcelos modela lo que es, todavía hoy, el núcleo básico de la política cultural del gobierno. El mensaje, resume el credo de todas la facciones en lucha: un pueblo analfabeto será siempre esclavo.

Y en el camino a la realización de su meta, en esos tres años que son a la vez de hazañas y decepciones, Vasconcelos le rinde a la nación un gran servicio: rehabilita a un sector suspendido y menospreciado, y le imprime intencionalidad al esfuerzo
educativo con programas, patrocinios, misiones que abarcan el territorio nacional, y espacio gubernamental para la SEP, que con los sexenios crecerá presupuestalmente en sentido inverso al de su eficacia. Según Vasconcelos el reto es integral, y en la vocación social del Artículo Tercero, que después combatirá inicuamente, ya incluido un principio "nuevo... no sólo entre nosotros, sino en muchos países que presumen de civilizados: la educación, además de ser laica y gratuita, comprenderá el deber de alimentar y educar, en condiciones de igualdad con los otros niños, a los hijos de padres notoriamente pobres y a los huérfanos carentes de recursos''.

MILAGROS QUE NO SALVAN

Vasconcelos es también gozosamente irracional: "A nadie se oculta que sólo un milagro puede salvarnos''. Y es laico a fondo: "Las almas nobles no se sentirán ya atraídas por el claustro conventual''. Y el milagro exige reivindicar la dignidad del trabajo y elevar el salario de los maestros: "... mientras los esfuerzos unidos de los gobiernos del centro y de los estados no logren establecer un salario mínimo de tres pesos para todo profesor de educación elemental, deberá considerarse que todos nuestros esfuerzos constituyen un verdadero y vergonzoso fracaso''. Si el anhelo de sueldos decorosos no se cumple (y aún hoy sigue sin cumplirse), el proyecto vasconcelista sí significa un cambio notable en la visión que de si mismos tienen muchos maestros (no tanto como el mito afirma). Ellos viven con devoción y valentía las campañas alfabetizadoras, creen que el alfabeto integra la Nación, dan clases en lugares inaccesibles, sufren las persecuciones de caciques, curas y fanáticos que los consideran enviados del demonio, se sacrifican por la utopía de la enseñanza liberadora. Hay sed de aprender, y el "ministro a caballo'' quiere estar en todas partes, federalizar, multiplicar las aulas, trasladar la escuela a quien la necesita. Se consigue la primera libertad fundamental, la política, y Vasconcelos así se lo informa a Manuel Márquez Sterling, el diplomático cubano: "Las libertades que contemplasteis en la época de Madero están reconquistadas, y a tan enorme precio que ahora serán perdurables''. Falta la otra libertad, la del saber: "La ignorancia de un ciudadano debilita a la nación entera y nos debilita a nosotros mismos''.

Vasconcelos inicia su cruzada (término inevitable) en la ciudad de México, y en la segunda frase se dirige a las zonas rurales. No hay recursos (ni siquiera cuadernos, lápices, gis, pizarrones, abecedarios, libros) hay que introducir cursos inexplicablemente ausentes (la cultura física, la higiene), hay que enfrentar las devastaciones de la mala alimentación: "La gula y la ignorancia de los verdaderos principios de higiene, afirma Vasconcelos, mantienen a nuestra población en un tremendo estado de malestar físico, que es la causa principal de su poca perseverancia en el trabajo y de la inquietud de espíritu que comúnmente la atormenta''. Vasconcelos confía en el material humano: "...esta raza está llamada a grandes destinos que acaso ninguna otra podría igualar'', intenta uniformar a la población con el uso del castellano, proclama a sus maestros visionarios (Pérez Galdós, Romain Rolland, Tolstoi), desea introducir un nuevo criterio valorativo: "Un país es fuerte no por el número de sus abogados, médicos y poetas, sino por el de sus hombres de trabajo: campesinos, obreros, industriales, comerciantes honrados, etc... No aspiremos a un título que nada vale, sino a trabajar en aquello para que hayamos nacido aspirando fuerte y decididamente a ser el mejor y más perfecto de los individuos de nuestro gremio. Prefiramos ser el mejor dulcero de la República al peor abogado de la ranchería''.

Hay grandes obstáculos, el presupuesto federal disminuye, los profesores no se encuentran motivados, pero el impulso simbólico se acrecienta.

La educación posible e imposible

Según Fell, Vasconcelos no se creyó utopista, sino realista. Será el canje posterior de la mística por la burocracia, y el pesimismo que genera la creciente desigualdad lo que le da al proyecto educativo vasconcelista, desde nuestra perspectiva, el rango de utopía.

Fell muestra la dificultad que enfrentan muchas de las reformas. Hay incomprensión entre políticos y maestros, escasean los recursos, son retóricos numerosos planteamientos. Vasconcelos es una convocatoria permanente: a los intelectuales, a los maestros, a los jóvenes. Su proyecto es absoluto, construir el país de nuevo o por vez primera:

No es posible escribe en 1923 fundar una civilización sobre ruinas y basureros, y esto son nuestras ciudades y esto son nuestros campos, no sólo por la Revolución, a la cual se culpa de todo en la actualidad, sino por los cien años de vida independiente durante los cuales no hemos hecho obra material de importancia, si se exceptúa la de los ferrocarriles, los que originalmente han sido obra extranjera.

También, Vasconcelos es profundamente moralista, en el sentido de quien imagina y quiere imponer conductas ideales. "Necesitamos, escribe ya en 1918, antes que ninguna otra cosa, educación moral... Necesitamos una educación que nos enseña, no sólo a ser técnicos de lo moral, sino a practicarla un poco. Yo he dicho muchas veces en la conversación que padecemos un ateísmo radical: el ateísmo religioso, el político, el ético, el estético; en general el nihilismo de todos los ideales. La baja doctrina del éxito es la norma de todos nuestros juicios; por eso ha sido tan merecido el azote divino que todavía flagela a nuestra patria''.

El proyecto es, también desde nuestra perspectiva, irreal. No es posible exigirle a los maestros que deriven lo fundamental de su recompensa del "sentimiento apostólico'' y del "goce místico'', ni halla traducción el lema "lealtad al deber, no a los hombres''. Pero la audacia intelectual es deslumbrante, y eso vuelve singular al escritor y político, al agitador y tradicionalista, que animado por el "impulso de las águilas''. contribuyó como muy pocos a la cultura laica, de la cual renegaría en vano en sus años de frustración y declinación moral.
En Monterrey en marzo de 1946 el Lic. José Vasconcelos Calderón visitó la ciudad de Monterrey para dictar una conferencia en el ITESM (Tec de Monterrey).

El año 2009, la Secretaría de Educación le hizo un homenaje. En el siguiente video pueden ver parte del homenaje:

También en el 2009, año que fue el 50 aniversario de su muerte, la escritora Martha Robles habla sobre Vasconcelos:
video de CENART01

El 30 de junio de 1959 murió.
Su cuerpo fue encontrado reclinado sobre el escritorio Fuente(PDF)

José Vasconcelos

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